lunes, 24 de mayo de 2010

Sexo, pasión y fantasías con otros


Unas cuantas conversaciones, mucho contacto con el cuerpo del otro y uno que otro sentimiento acompañando: la noche swinger que inicia desde las seis de la tarde en Medellín y termina a las dos de la mañana, o poco después si algún cliente aún no quiere abandonar el bar.
Reglas que se deben cumplir, aunque pocos las quieren saltar en esta ciudad, ya sea por la doble moral o por simple adaptación en los ambientes, las aceptan y prefieren no revelarse y más aún los que visitan el bar swinger por primera vez; se llenan de intimidad, se aíslan las primeras horas de la noche, observan curiosos lo que los otros, más expertos, hacen, hablan y de pronto gritan a los meseros, cantan como si se encontraran en una discoteca y bailan para querer seducir a su pareja y a las demás que quieran hacer el intercambio. Caras de gente madura, los jóvenes poco se ven por allí; la forma firme de caminar delata a los que con frecuencia van a sitios swinger; no titubean al hablar, las manos son sueltas y no se posan en la mesa uniendo las muñecas como si pudieran escapar y terminar en algún lugar poco deseado.
Los sofás, las sillas, las mesas, el televisor que pasa películas porno; todo logra comunicar, hablan por sí solos por las situaciones y momentos que se ven .En problemas estarían los que con una excusa escapan de sus parejas y van a cumplir sus fantasías, si todo ello hablara para contar lo que presencian todas las noches. Puede ser una pareja quien dé el primer paso e inicie lo que muchos voyeristas esperan desde que entraron al bar: un acto sexual con movimientos, posiciones y sonidos estimulantes que se logran a partir de la creatividad que cada uno aporte.

Alejandro Jaramillo, el administrador del Bar Swinger La Piscina, también conocido como el “Gurú del porno”, cuenta con detalle, la experiencia de administrar un sitio como estos. El ambiente es tranquilo y bueno, casi siempre llegan parejas nuevas, pero no todos logran el objetivo final, el paso duro y la prueba a que a muchos pone en apuros.

Al parecer entre menos gente trabaje en el Bar, mucho mejor, más intimidad y confianza para expresar lo que se siente, dejar que el cuerpo por sí mismo reaccione a sensaciones producidas por el momento de forma natural, como lo es por sí sólo el cuerpo humano.

Una mesera, Vanesa, que corre toda la noche tras las peticiones de los clientes; un trago, una canción, algo más para tomar o incluso un preservativo, la confianza que ella tiene con los clientes es tal que es la única mujer vestida dentro del bar y se une a las conversaciones de ellos.

El portero y vigilante, quien se encarga de cuidar los carros, pero también ayuda con los clientes al interior del bar por si en algún momento algo parece salirse de lo normal y también está pendiente de la seguridad de los asistentes. Y el último integrante del bar es el administrador Alejandro Jaramillo, quien de una forma muy formal atiende a sus clientes y les genera confianza para que se sientan en casa.

Alejo, como lo llaman los asistentes del bar que van con más frecuencia, sabe detalles de la vida de ellos, situaciones y momentos poco comunes para otros y curiosas historias que narran el recorrido que tienen algunos clientes; un sonido que produce la satisfacción del deseo y el llegar al orgasmo pueden ser conocido por él, identificarlos y saber de quién es; las poses y fantasías que pueden tener cada uno, los gusto y los disgusto que como pareja manejan y los caprichos de algunas mujeres. Alejandro sabe de otra forma contar circunstancias que pocos saben y secretos tal vez que amigos y familiares desconocen.

Las noches más movidas y de mayor público son en mitad de semana, el día miércoles, la razón: el no cobro de la entrada. Es la noche donde todo puede suceder, donde un poco de locura puede existir y es posible, donde la creatividad sexual, el deseo y la infidelidad de muchos se hacen evidentes; y todo puede tener una explicación. Los sábados y domingos son para compartir con la esposa o los esposos después de días de mucho trabajo; en semana las relaciones libres, poco estables o sólo un compañero de aventuras sexuales, son los que más van a los lugares swinger. Peleas, discusiones encuentros con el jefe, con el amigo, o incluso con algún familiar; todo es posible, y más en una ciudad donde la explicación no está en ser conservadora sino en la doble vida que la gente lleva.

Como en cualquier otro sitio de noche, existen horas para cada cosa, en un bar swinger existen tres momentos claves: la hora tímida es entre las seis de la tarde y las diez de la noche donde el uso de la toalla a muchos toma por sorpresa, la charla con otras parejas se les hace difícil y el querer permanecer en la mesa el mayor tiempo posible genera más confianza. La hora de integración, donde los tragos, la música, los gritos, las películas pornográficas permiten de manera literal que el ambiente se caliente; las ventanas cerradas y el techo bajo ayudan para que el calor se concentre entre más de veinticinco parejas que pueden entrar en una noche. La hora que nadie quiere que llegue, por lo menos en su gran mayoría, entre la una y media y dos de la mañana, donde de nuevo las prendas de vestir vuelven a ocultar la figura desnuda de cada uno de los que esa noche participaron de un rato swinger. Algunos clientes enfurecidos reclaman más tiempo para quedarse en el bar, pero las reglas son claras y se deben cumplir.

En muchos momentos los clubs de noche se prestan para problemas y un bar swinger no es la excepción, no puede faltar el hombre celosos que no soporta ver su mujer teniendo relaciones sexuales con otro; las peleas entre mujeres, o incluso algún robo de una prenda de vestir, algo que por descuido quedó por fuera de los ´lockers´, unos pequeños cajones donde quienes deciden caminar descalzos por el bar dejan por fuera los zapatos porque no caben dentro; para muchos no es muy recomendable, no sólo por el riesgo que existe de perder los zapatos, sino por algo desagradable con lo que se pueda topar.

Las llamadas de las novias celosas o inseguras que al no estar con su pareja deciden comunicarse con un el bar y preguntar: “buenas, por ahí se encuentra Andrés”, respuesta que por supuesto nunca van a tener. También sucede que por alguna razón los clientes hacen llamadas desde el bar y después devuelven la llamada, lo único que se les ocurre preguntar es, “y aquí cómo contestan”, respuesta un poco obvia, que da resignación porque algún cuento van a tener que inventar.

Los curiosos que quieren visitar un bar swinger lo primero que hacen es dirigirse a las páginas de adultos que contengan información sobre clubs de noche, como la página Guía Cereza, un sitio Web donde se encuentra información relacionado con la sexualidad, las actividades sexuales y las curiosidades de ambos temas. El teléfono del Bar Swinger La Piscina no deja de sonar después de las seis de la tarde una vez se abre el bar, la primera pregunta que el cliente hace es: “de dónde me contestan”, seguida de las preferencias que tenga el sujeto continúa con, cuánto vale la entrada, cuáles son las reglas, o incluso si esa noche va a ver club de masturbación o algún espectáculo programado como el baile de una strippers o una fiesta temática. Preguntas que Alejandro, el administrador del bar, responde mecánicamente, la expresión de su cara es de risas pero al mismo tiempo de cansancio de responder la misma noche más de diez llamadas casi todas para preguntar lo mismo. Inseguridad, miedo, confianza o egoísmo, placer, deseo, pasión, amistad, encuentro, son sentimientos que se encuentran en los pasillos mesas, copas, camas y sofás del bar, donde parejas enfrentan al querer vivir una etapa de la vida donde la madurez alcanza un límite, porque es la explicación que sexólogos dan al tema swinger, personas maduras que quieren experimentar porque algo de curioso les parece y su vida sexual no ha sido explorada y es mejor hacerlo y no reprimir los deseos por satisfacer las necesidad que también el sexo despierta, aporte que hace Alejandra Quintero, la sexóloga que tiene un largo recorrido en temas de la sexualidad y el erotismo. También agrega: “las sociedades conservadoras pueden contribuir de alguna forma en los temas sexuales, donde se produce un libertinaje y una exploración exacerbada de lo que se reprime en los contenidos sexuales”

Las relaciones inician a partir de un intercambio de ideas y un poco de la vida de las otras personas, pero existen unos niveles que diferencia las etapas de la interacción que se tiene con el otro, así lo afirma la Alejandra Quintero los primeros cuatro son expresiones erótico-sexual mínimas, donde el contacto es más de palabra; después está la expresión erótico–sexual de fantasía, que tiene que ver con cumplir algún deseo que para muchos se sale de lo normal; a partir de la erótico-sexual práctica, ya hay una interacción de los cuerpos y el encuentro sexual se da; la erótico sexual preferida y la predominante tienden a ser más de continuidad en los encuentros con el cuerpo del otro y el intercambio de pareja; y por último está la parafílica que se considera una actuación del ser humano que tiene que ver con algunas adicciones al sexo o algunas costumbres, que si no se satisfacen no es posible una placentera relación sexual, a tal punto de no sentirse excitado.

En cuanto al tema swinger se conocen dos conceptos que se debe diferenciar, uno son los bares swinger y otro es la comunidad swinger que poco se ve en Colombia, los países europeos son los que llevan la delantera; el segundo es donde existe mayor confianza, estabilidad en la relación y lealtad porque la reciprocidad debe de estar presente, “si voy a serle infiel a mi pareja mejor que seamos infieles ambos, pero eso sí viéndonos”, son comentarios de parejas que perteneces a una comunidad swinger.

La vida sexual de una persona interfiere mucho en la relación de pareja, esas sensaciones extrañas o deseos poco comunes que el hombre o la mujer quieren enfrentar se ven a menudo en el ambiente swinger debido a las oportunidades que tienen los clientes; compartir ideas es el primer paso de intercambio que se tiene, después alguna sensación de deseo, seguido por un contacto con el cuerpo del otro y terminando con la experiencia sexual: el sexo compartido con el otro.

Los swinger un tema lleno de emociones, riesgos y sentimientos donde no todos están dispuestos a enfrentar, lo que vale es saberlo llevar en el momento que se toma la decisión. ¿Y usted estaría dispuesto al intercambio de pareja?

martes, 11 de mayo de 2010

Una sonrisa en medio de una realidad


Moravia: golpeada por el abandono social, la miseria y la misma naturaleza, pero todo eso ya todos lo han dicho y poco han hecho, los oídos ya están cansado de escuchar lo mismo, porque ellos no ven el problema como el otro mundo lo observa desde la comodidad.

Para ellos hay oportunidades allí, tal vez porque no conocen otra parte de la ciudad, o porque la que tienen es suficiente. La amistad y el cariño se refleja en la transparencia que hay en los rostros de los niños, donde juegan y rien como si estuvieran en un sueño, en un imaginario poco conocedor por la cantidad que de gente que tan sólo deambula sin rumbo fijo al otro lado de la ciudad.