viernes, 26 de febrero de 2010

Medellín ´cortada´ desde la distancia




La ciudad ahora está vigilada por unos grandes binoculares, que disfrazan lo que en realidad es ahora Medellín.

Desde la distancia quieren contar una historia, en una época diferente; se suponen personajes y situaciones, que no orresponden a la realidad de esas comunas, que muestran y perfeccionan con sus libretos, queriendo ser protagonistas con la imagen de una ciudad, que por años costó volver a construir y ahora parece derrumbrase.

Para hablar y construir una historia, no basta con transcribir lo que ya otros hicieron hace unos años, cuando plasmaron Medellín golpeada por el narcotráfico; que trajo violencia, pobreza y delincuencia. Ahora la ciudad es diferente las oportunidades, la cultura y la educación; son una realidad que en algún momento parecía no estar a favor.

Poco a poco, la ciudad que soñamos y compartimos, está quedando atrás, nadie hace nada para detener la imágen que se está vendiendo de una forma facilista, crear lo que vende sin importar el contexto y sin comprobar por lo menos que sea verdad.

Pero claro, es posible crear un ambiente, con grandes tecnologías y mentes que ingenian sus propias realidades, aún más, cuando muchos medios lo propician; cuando el Gobierno permite que esa violencia se alimente.

Lo grave entonces, es que la ciudad que ahora nos quieren contar por medio de la televisión, cobre vida, genere miedo y se apoderé de los habitantes, de tal forma, que terminen aceptando la realidad vendida desde la distancia.

martes, 23 de febrero de 2010

viernes, 19 de febrero de 2010

Laura en el Strepers



Laura se sube a una pasarela con su ligero traje de marinera, dispuesta a bailar de tal, forma que los que la observa disfruten su sensuales movimientos . En el escenario que Laura baila, se encuentran unas barras, las cuales son el elemento fundamental para su espectáculo; las utiliza para sus atractivos movimientos.

Laura Sigue el ritmo de la música y utiliza su cuerpo como instrumento principal, baila para tratar de seducir a sus clientes, se desliza por la barra demostrando ser una experta, abriendo su piernas y con una mirada provoca, queriendo decir algo a los que esa noche van a verla, intenta captar la atención de todos.

Después de haber bailado un buen tiempo, Laura con sus movimientos lentos, se va despojando de sus pocas prendas, comienza por el pequeño top que cubre sus senos y termina con sus cacheteros, que apenas cubren sus prolongadas caderas; poco a poco queda desnuda y comparte su cuerpo con los visitantes del sitio; sigue su baile ahora queriendo darles un mensaje directo a los hombres. Abriendo sus piernas y con dominio en la barra, termina su show.

Se viste un poco y baja del escenario para visitar cada mesa y pedir la colaboración del show. De algunos recibe unos cuantos billetes de mil y dos mil pesos y si está de buenas le dan un poco más.

Algunos clientes muestran su indiferencia ante ella, levantan su mirada, la miran de pies a cabeza y dan su propia opinión diciendo, si está ‘buena’ o si ‘aguanta’, unos prestando la menor importancia continúan conversando con sus amigos .

En el recorrido de otras mesas, Laura es invitada por algunos clientes a tomarse un trago; otros hablan un par de minutos con ella queriendo sus servicios, pero ese día ella sólo baila, no tiene turno para la pieza, sólo recibe dinero por el show.

Laura tiene tres hijos y según ella, ellos saben en qué trabaja, porque según ella, les cuenta todo y les tiene mucha confianza; “de todas formas lo hago para sacarlos adelante y llevarles un bocado de comida, y la verdad aquí me va muy bien”, dice ella algo tranquila.

Esta mujer que todas las noches hace lo mismo, pero debe inventarse algo para que la jornada no se haga tan pesada, sabe que la noche es para ella movimiento, que termina agotada, pero que su trabajo será recompensado al final de la noche y que sus hijos tendrán por lo menos que comer; que ella es otra víctima del y desempleo que le toca hacer algo para sobrevivir.

Laura se dirige a su camerino contando el dinero que logró recibir, “no estuvo tan mal, para haber sólo bailado, si me hubiera tocado pieza, más ´platica´ me llevo para la casa”. Se despide de todos y deja a muchos con ganas, pero saben que allí la pueden encontrar toda la noche disponible, siempre y cuando le den pieza.

miércoles, 17 de febrero de 2010

¿Informantes o ´Sapos´?



Es evidente la polémica que ha desatado la propuesta del presidente Álvaro Uribe y más aún como lo argumenta él, que dice está protegiendo la vida, al convertir a mil jóvenes en informantes-estudiantes de las universidades y colegios de Medellín.

Muchas reacciones a causado este tema y, precisamente, eso lo llaman muchos como una ´cortina de humo´ para tratar de esconder otros temas realmente relevantes en el país, como lo es la salud, que también se le ocurrió que si tenemos estabilidad económica, debemos costearnos la salud; o como lo resume el ministro de protección social Diego Palacio Betancourt, “¿se enfermó? Pague con sus ahorros”

La medida que propone Uribe no la han acogido muy bien, ni los políticos, ni los mismos estudiantes, ni la comunidad; el alcalde de Medellín Alonso Salazar Jaramillo no está de acuerdo, dice que los informantes deben de existir siempre, pero no se les debe dar dinero porque es un deber de todo ciudadano.

El sicariato en Medellín se ha convertido en un gran desafío para las autoridades, no sólo locales, sino también nacionales; el problema tiene un fondo, que por donde se mire habla de la disputa de las plazas de droga en la ciudad; una vez que el Presidente extradito a los jefes de las bandas, los sicarios quieren ocupar ese lugar y tener el dominio.

Uribe no lo ve de esta forma, pero es interesante mirar el problema y la polémica que ha generado la propuesta. La Silla Vacía trata el tema desde otro lado; como tituló en su página: “Estudiantes-informantes: una jugada del Presidente contra Sergio Fajardo”. Y como dice en el texto, el Presidente le dio a entender al ex alcalde Sergio Fajardo, que la seguridad en Medellín en su mandato fue un maquillaje que ahora se cae, no funcionó. Todo esto hace el juego perfecto para el Presidente, porque una vez extraditados los ´duros´, se desata la ola de violencia en la ciudad y coincide perfecto con el fin del mandato de Sergio Fajardo y el inicio del actual alcalde Alonso Salazar.

Es grato leer artículos como estos porque por lo menos se salen de lo común y tratan de ver la situación desde otra perspectiva, saliéndose de los formatos que el lector está acostumbrado a leer; los medios ahora parecen ´loros´ repitiendo lo mismo por varias semanas sin tratar a fondo el verdadero problema.

El tema de los estudiantes-informantes, es más grave de lo que la mayoría piensa y, como lo dijo una profesora de la Universidad de Antioquia, Perla Toro en la Revista Semana, “¿cómo va a garantizársele la protección a los ‘informantes’? La propuesta es la misma que han utilizado los grupos armados al interior de las universidades durante años, ¿es esto coherente? Sólo me queda por decir que esta situación cada vez se parece más a 1984, aludiendo a George Orwell”.

Y no me queda la duda de ello, después de ver que la propuesta no sólo está en Medellín; ahora el Presidente le propone a los taxistas en Cali que se conviertan en ¿informantes…o sapos?

Con esto se puede decir que en Colombia los temas realmente importantes no van a ser tratados con tiempo y criterio suficiente; porque sencillamente los mandatarios deben ocultar sus errores para que no todos lo vean en las primeras páginas de los periódicos.

martes, 16 de febrero de 2010

Entrevista a Luis Alirio Calle


LUIS ALIRIO Calle director de Noticias TELEMEDELLÍN
Noviembre de 2009

1.¿Para qué le ha servido ser un periodista con su propio estilo, Luis Alirio Calle?

Yo no tengo ese estilo para que me sirva para algo, me sirve para tener mi propia identidad, como el nombre de uno, tener un estilo sirve para eso, hace que uno le ponga más cariño a lo que hace al trabajo, un ebanista tiene su estilo, le pone amor a hacer muebles, que hacerlo como a la bartola, de cualquier manera, uno debe construir un estilo, más uno que está en el medio y se dirige al público, uno debe tener una identidad frente al público.

Obedece a una cosa, uno se debe preguntar ¿cuál es mi manera de ser periodista? cuando uno se responde, es una respuesta íntima y surge ese estilo bueno, o no para algunos, es la identidad de uno, sirve para que la gente sepa quién le está hablando, cuando te identifican, la gente te busca valora más tu trabajo, tiene más elemento para hacer las críticas, eso ayuda a construir esa meta que uno tiene, hace parte de para qué carajos soy y de qué manera lo hago.

3. Usted cree en la ética del periodista, ¿Cómo hace el periodista para no dejarse manipular por el medio y que él publique lo que le convenga?

Eso es una discusión larga…los medios tiene intereses y los periodistas responden a esos interese porque son asalariados.

Se habla de libertad de expresión, de libertad de prensa pero no creo que la haya mucho, hay la libertad de empresa y hay libertad de expresión de los que son dueños de los medios. La libertad de expresión tienen que ir ligada al derecho de la información y al respeto que la gente se merece; usted es libre de opinar, pero cuando su opinión va en contra de la intimidad de alguien, su libertad tiene un límite; los periodistas debemos trabajar mucho la creatividad para hacerle el quite a la censura, saber de qué modo se dicen las cosas y cómo le llega la gente, ahora, hay que guardar distancia, ser respetuoso, a usted no lo van a obligar a que sea irrespetuoso pero si lo pueden obligar a callar, podría suceder que te obliguen a sacar algo que no quiera. Esos es una cosa que hay que discutirla.

Los periodistas debemos trabajar en una idea y ser objetores de conciencia, es posible decirle al director no cubro eso de esa manera, sin que el director me eche y si eso sucede, que eso tenga consecuencias jurídicas.
El periodismo en eso ha hecho mucho daño y en virtud de la libertad de presa mucho más, hemos aportado más a la guerra que a la paz y más a la corrupción que a la transparencia y más al escándalo que a la manera limpia de gobernar o de solucionar los problemas, uno está enfrentado a la censura y autocensura.

4. Cómo toda profesión hay momentos significativos, ¿Cuál ha sido el que nunca ha olvidado?

Hay muchos momentos… hay períodos largos en la vida de uno, el primer trabajo que hice de cuatro años en el periódico El Mundo, es un trabajo que llevo en el corazón por las circunstancias, me tocó ser iniciador, ser parte del grupo de los primíparos que veían nacer un periódico, la parte de radio de cubrimiento de orden público, por todo lo que aprendí, algunos programas de televisión que he hecho no tan periodísticos, pero sí educativos, a través de los cuales me doy cuenta que se le llega a la gente y se puede estar más cerca, porque uno les habla de los problemas cotidianos;el episodio con la entrega de Pablo Escobar que es una cosa que me marcó y que ahí está y hace parte de mi historia.

5. Por comentarios de varias personas, me enteré que Pablo Escobar lo respetaba como periodista ¿Cómo se logra el respeto de alguien que hizo tanto daño y usted siendo un periodista?

No tengo una fórmula para eso, pero creo que cuando usted hace su trabajo honestamente, respetando, no tomándose posiciones que usted no tiene, no dejando de ser periodista para convertirse en juez, no dejando de ser objetivo, aunque eso no se cumple el ciento por ciento, la objetividad es una teoría, pero sí siendo respetuosos y haciendo las coas con sensibilidad, yo creo que uno tienen una química con el público, yo llegué donde Pablo Escobar y le pregunté por qué estaba ahí, y me dijo que por que habíamos sido serios con ese cuento y siento que hay un respeto y lo siento también porque a pesar de eso Pablo Escobar no abrió la boca para decir usted qué quiere le hace falta algo, era consciente que me paga un medio y no tenía por qué pagarme nadie más.

Todo parte de la sensibilidad con las que haces el trabajo, eso sale de adentro, eso no lo formó nadie no hay una fórmula. Uno no sabe pero lo es.

6. ¿Qué tanto afectó la credibilidad periodística el hecho que usted estuviera en la entrega de Pablo Escobar?

No, no la afectó, no sentí que se mermara la credibilidad, que es lo principal que debe tener un periodista, el capital de un periodista es que le crean, si no le creen que cierre esa puerta y se dedique a otra cosa.

No se afectó porque yo no le puse misterio a eso, a pesar que sentí temores, no oculté nada, no le sume ni le quité a nada de lo que hablé con él, traté de ser lo más cercano a como pasaron las cosas; no sentí miedo de nada, sentía miedo a que en un semáforo me cogiera una bomba, que pasara cerca a donde iba a estallar la bomba, pero no sentía miedo a que me persiguieran por ser periodista, porque dije esto y aquello.

Uno tiene que ser honesto con la gente, este oficio de nosotros lo comparo de la siguiente manera, es como si nosotros prestáramos un servicio de agua, a la gente le interesa que el agua le llegue abundante y barata pero sobre todo limpia, si no está limpia no sirve, así es la información y la comunicación, no es necesario estar consultando los último teóricos de la información, para saber eso, eso está en cada uno.

Caminar entre el imaginario y la realidad


Casi eran las siete y cinco de la mañana, hora ya de estar en la Basílica Metropolitana de Medellín para iniciar la caminata, un cielo que no prometía mucho sol daba por iniciado el día domingo 23 de agosto, el silencio por la ciudad estar descansando, se sentía con más fuerza; sin embargo no falta el que a diario sale a conseguir con qué sobrevivir. Mientras tanto pensaba en el camino que ese día iba a recorrer.

Llegar al bus donde todos esperaban el viaje, con sus pintas deportivas de día de campo; los Arrieros de la Noche resaltaban porque iban más preparados, con sus bastones para superar los obstáculos, sus sombreros grandes que los cubrían del sol y por supuesto, con el espíritu de líderes que nunca les falta en ninguna caminata.
Una vez que en el bus ubicados todos, iniciaba la aventura Guatapé nos esperaba para iniciar y el Monasterio de los monjes Benedictinos nuestra meta.

Durante el viaje imaginar los paisajes era lo más bello, eso sí, la exigencia que tenía caminar, tal vez por terrenos inestables, no dejaba de rondar la cabeza, los obstáculos, que es normal que se presenten en estas situaciones, ahí estaban y la manera de cómo llegar al objetivo final era el gran interrogante; era como una pequeña historia que iba creando la imaginación, con aquello que habíamos escuchado ya de las caminatas y por los conocimientos que se tiene del pueblo que esperaba nuestra llegada.

Al llegar al pueblo ya todo estaba listo, pocos minutos antes de iniciar el recorrido, Olegario el representante de Arrieros de la Noche, con unas palabras alentó y dio la bienvenida a los que por primera vez querían desafiar los arduos caminos, pero con una intención clara, compartir un rato agradable con la naturaleza y regalar a nuestros pulmones un sano respiro.

Los habitantes de Guatapé, al ver el parque poblado de turistas y con la apariencia de caminantes, animaban al grupo con palabras de bienvenida y de halago, por querer recorrer los bellos alrededores del pueblo.

El mapa que señalaba la caminata mostraba el empinado recorrido, una vez dimos el primer paso se siente el entusiasmo de todos, sin saber aún lo que podía pasar
Desde una altura considerable se observaba el pueblo, su principal atributo la maravillosa represa y por supuesto la enorme Piedra de Guatapé; el montón de agua parecía un espejo del cielo, adornado del verde de la naturaleza inmensa que se concentraba en el lugar, armando así un cuadro armónico y natural.

Los estrechos caminos ponían a prueba a muchos y motivaba a otros; el silencio era el protagonista en esas montañas poco habitadas y el campo quería imponer su tranquilidad, cada paso marcaba el terreno dejando huella de los pies que pisaban por primera vez la empinada montañas que visitábamos.

Los Arrieros de la Noche, pendientes todo el tiempo de cualquier novedad que se podía presentar, eso sí, cada integrante cumplía una función específica dentro de la caminata, pero conectados siempre cada uno con el objetivo y los principios de la organización, estar pendientes de los demás, no dejar a nadie atrás y ayudar en los obstáculos a los menos experimentados.

Casi en la mitad del camino, una integrante de arrieros mostró en el paisaje que casi ocultaba el Monasterio de los monjes, la meta final, por lo menos se veía, sin importar la lejanía, tan solo poder observarla era ya una motivación para continuar.
Al caminar cada uno se metían, aunque sea por unos instantes, en su cuento y dejaba que el poco ruido que se escuchaba terminara de desaparecer, es como encontrarse con uno mismo, quizás para reflexionar, pensar y porqué no tan sólo disfrutar de la tranquilad que tal vez se pierde en los ruidos de la ciudad.

lunes, 15 de febrero de 2010

Nueva mirada desde el Metrocable


Una vez iniciamos el recorrido en el Metrocable en la estación San Javier, se observa desde lo más alto un paisaje bello de Medellín; pero la miseria, la pobreza, el hambre y el abandono social, no se ocultan detrás de esas pocas casas de cemento, con sus techos firmes, que hacen contraste con las viviendas que tienen por techo unas cuantas latas.

Ésa es la otra cara de la ciudad, que antes que se construyera el Metrocable, pocas personas conocían, ahora, ya sea por turismo, necesidad, o simple curiosidad; gracias a este sistema de transporte es más visitado el sector, ya no son tan ignorados y los ojos de muchos, ahora pueden ver lo que por un tiempo sólo estaba ante la mirada de unos pocos.

La quebrada la Iguaná, muy temida por los terribles desastres que ocacionó, se ve en la mitad del recorrido, en el barrio Juan XXIII, donde a su alrededor se alojan cientos de personas, quienes construyen sus viviendas a escasos metros del afluente, corriendo el riesgo, que una noche cargada de lluvia, acabé con lo poco que tienen, donde a diario arriesgan sus vidas, donde es difícil entrar en un sueño profundo, no saben qué pueden esperar de la naturaleza.

Al final del recorrido llegamos al barrio la Aurora, donde nos encontramos con personas que habitan el sector y a pesar de todo siempre llevan una sonrisa en sus rostros; como Juan Antonio Ceballos Morales, él, vende gelatinas por el barrio, y sus años, no son un impedimento para salir a trabajar y poder conseguir con qué comprar la comida para su esposa y sus cuatro hijos. Con una bandeja de plástico, sus gelatinas y la esperanza de venderlas todas, sale a diario a caminar por las calles de la Aurora y Pajarito.

Un rincón de Medellín que ahora, gracias al Metrocable, tiene otra mirada y las posibilidades de progresar para los habitantes están más cerca.